22.2.11

HACE TREINTA AÑOS


Hoy a un dia del treinta aniversario de la fantochada más moderna de las que han ocurrido en esta "piel de toro" y al hilo de los polvos y los lodos, me vienen a las "mientes" la remenbranza de aquellas horas de fantochada protagonizada por un descerebrado que no le mostró al mundo su cerebro porque lo llevaba sujeto por el acharolado tricornio.


Aquello fue más ridículo que otra cosa y ciertamente el mundo se quedo con la boca abierta; en un rictus que no se podía saber si lo que expresaba era asombro o una carcajada sin sonido.


Los gritos, los disparos y aquel patético ¡Coño! del eminente descerebrado, aun retumban en el aire de esta sociedad; luego con la machaconeria de los másmedía se, casi cada aniversario nos lo ponen de actualidad y por unos días anteriores y posteriores al veintitrés de febrero ¡Toma Tejero!


Entre tanto otros ilustres apellidos de la nomenclatura española campan por sus respetos y sin pistola ni gritos de intimidación están logrando lo que en aquella fecha no supieron cambiar.


La perversión de la democracia española es tal, que los que habían de garantizar ese gobierno del pueblo - que eso es lo que significa democracia - miran para otro lado cuando dentro de las organizaciones que exhiben la libertad individual - partidos políticos - se infiltran otros Tejeros, que sin pistola ni ¡coños! están dando golpe tras golpe a la democracia española.


Ejemplos: Sr. Fabra - cara con gafas negras como aquellos fascistas de antaño - Su jefe ideológico ni ¡mú! Otro de la misma camada, cariacontecido pero sonriente y este HONORABLE Sr. Campas...etc.


Concluiré con un párrafo de un viejo periódico de mi ciudad que denuncia una arbitrariedad de las que entonces se comerían y que parece ser permanecen.


El artículo del que forma parte el párrafo esta fechado en 1916 en el verano y lo firma Pilar Gines "Almina" y versaba sobre la libertad de expresión u opinión.


Libertad que aquí y parece es de siempre no se puede ejercer libremente - y perdón por la redundancia - ya que hay individuos en España que no pueden expresar su opinión si previamente no condenan alguna cosa; otros no pueden expresar su opinión con una papeleta blanca cada cuatro años por la razón de estado que han hecho unos pusilánimes.


[...] ¡Sentir, como Ayala, los rigores de la ley por expresar rebeldías que a lo sumo se sienten una vez en la vida, en la época de la juventud! Tener en prisión a un muchacho honrado y bueno—aunque rebelde—, sólo debe hacerse en España, en donde, invertido el orden de las cosas,anda indultado por la calle tanto pillo... [...]


Los polvos de una democracia ficticia como la que se ejercía en la España de la restauración y que parece ser no ha cambiado... nos traen los barros de la actualidad donde de nuevo la democracia a pesar de haber sido salvada por otra cabeza coronada no es verdadera democracia ya que unos pagan por su opinión y los pillos siguen en la calle.