5.8.08

OCTAVA

El veintinueve de julio de dos mil seis, comencé mi andadura; en dos mil ocho, tal día como ese veintinueve se cumplían dos años de mi nacimiento en la blogosfera.
Como todos los santos tienen octava; no han de ser menos los cumpleaños, así que ahí estoy yo con mis dos años y ocho días de nuevo en el espacio sideral.¡Ah! no que esto no llega a esas alturas; pero bueno aquí estoy de nuevo. ¿o sí llega?
Ya decía hace poco que no había abandonado, y así es; lo que ocurre es que el tiempo es finito y la actividad no se puede prolongar más de lo que ese tiempo concede.
Mis ocupaciones - un jubilado las tiene y muchas - no me dan tregua, así que he de esperar a las vacaciones para poder tener vacíos de actividad; como estas se están produciendo ahora y he viajado sin un plan concebido, me queda tiempo para perderlo.
Teniendo tiempo; lo que me falla son los argumentos. Hay tantos... todos los días se acumulan noticias y más noticias. Que si un incendio, y luego otro. Que si una excarcelación y luego una condena... así hasta quitarte las ganas de opinar sobre nada.
Hoy se ha conocido la condena a dos añitos de cárcel de un JUEZ; luego, diecisiete de inhabilitación, total por nada unas escuálidas prevaricaciones que le han reportado unos pingües beneficios numerarios. Esto no produce alarma social.
La puesta en libertad de un condenado por actos de terrorismo, que ha cumplido su condena, y que pretende vivir en un lugar si ofende.
¿Por qué ese atavismo que nos ha legado la judeocristiana cultura que los occidentales tenemos y entre ellos y quizás mas arraigada en los íberos; de ese versículo del Éxodo 21:23,25;- ojo por ojo -; y por el contrario obviamos el otro de Mateo 5. 38-42, de cuando te abofeteen pón la otra mejilla?
¿No son suficientes más de veinte y cinco siglos de cultura para erradicar de nuestras civilizadas mentes el sentido de la venganza?
Tenemos pena del sufrimiento de los toros de lidia, de los que son sacrificados para nuestra manutención; de los perros, gatos, etc., nos escandalizan las actitudes violentas de los demás, ya sean contra animales o seres humanos, pero nuestro atavismo nos lleva a en cuanto se nos calienta el seso - interesadamente - clamar al cielo en demanda de esa ley de la venganza.
¿Somos o no somos civilizados? También hay que hacerse otra pregunta; sobre todo en este país de la Conferencia Episcopal, y preguntarse por ese pasaje de San Mateo y su arraigo en la mente de los españoles.
Aun terminando con esa invocación católica yo no practico ni creo en tanta esplendidez. No obstante quien ha cumplido su pena impuesta es libre, y se comportará como su carácter le aconseje. No hay que perseguirlo, como si fuera una alimaña. Simplemente dejarlo a su albedrío. Él sabrá lo que hace, pero no levantemos las conciencias de los demás en contra de nadie, y menos por interese de dudosa ética.

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