31.10.08

¿DONDE ESTAMOS?


MUCHO ANTES DE LO RELATADO YA NOS COMPORTÁBAMOS ASÍ
“Cuando desaparece el analfabeto, aumenta la ciudadanía; hagamos, pues, ciudadanos con perfecta noción de sus deberes y derechos; cuantos más existan, más importante será el número de hombres libres, único medio de acabar con todas las injusticias sociales, implantando el Socialismo, ideal redentor de toda la Humanidad.”
Vaya sorpresa que me he llevado hace un rato. Estaba pasando artículos publicados en El Socialista en 1929, cuando me ha sorprendido éste párrafo, escrito por un trajinero ejeano que dos años más tarde fue alcalde de esa villa.
Desde luego él no era analfabeto, puesto que escribió cerca de cien artículos en la prensa socialista de entonces. En el citado periódico con difusión en toda España, y, luego cuando en esta provincia de Zaragoza se creó un órgano de difusión del socialismo zaragozano, también colaboró con su opinión y su afán de adoctrinamiento.
Esta trascripción realizada por la tarde, tiene ilación con la noticia que por la mañana lees en los diarios – quizás, no en todos –. En la comunidad valenciana se ha realizado la primera evaluación de la asignatura de Ciudadanía.
Resultado. Doscientos un exámenes; 199 suspensos. Los dos aprobados tienen raíz anglófona.
Si en el primer tercio del siglo XX la cantidad de analfabetos era enorme, en la primera década del siglo XXI la cantidad de alumnos que, obligados a cursar una asignatura en una lengua y gramática, que desconocen, o conocen imperfectamente, – equiparables a analfabetos – es notorio que, el fundamento de ciudadanos en la comunidad valenciana, va para largo. Cuando además de una lengua periclitada – catalán – y una lengua viva y asequible para cada uno de los habitantes de la nación, puedan expresarse en inglés, sera ya tarde para que se conviertan en ciudadanos.
El primer ciudadano de esa comunidad D. Francisco Camps, del que no se tiene noticia de sus conocimientos lingüísticos, y que en un alarde de “grandeur” dicta, que la nueva asignatura de Educación para la Ciudadanía se imparta bajo el título de Citizenship studies, con profesor de filosofía y traductor de ingles; resulta que los receptores de la asignatura dicen – no entiendo nada; esto no es de mi nivel –. Son chicos de doce o trece años, que asisten a la educación pública, y que han recibido clases de inglés, como mucho desde un par de años antes de cursar este 2º año de bachillerato. De ahí su incomprensión de un examen complejo que El País de hoy reproduce.
Si en aquel año 1929 en la España rural se abogaba por erradicar el analfabetismo. Y lo hacia un hombre del pueblo con una mediana cultura; pero con un enorme afán de progreso, tanto social, como personal, que se creó tal número de enemigos, por llevar adelante su sed de justicia, que cuando los abuelos de estos señores que como D. Francisco Campas se apoderaron del Estado, fue vilmente asesinado.
Ahora y a pesar de los augurios populares, que está suscitando la decisión de un juez; a pesar de la teórica reapertura de heridas, y por el contrario. Este creador de analfabetos, y, por tanto, de súbditos – ya que no ciudadanos – no será pasado por las armas, aun a costa de crear, como entonces fue creada; una división en buenos y malos, detractores del juez o partidarios, gentes que quieren dignidad para sus muertos y otras que reniegan de los muertos de los otros; pero que a los suyos los veneran, tal y como la cultura occidental lo viene haciendo desde milenios.
Esta visto que este país no tiene arreglo. Hace unos ocho años, Doña Pilar del Castillo – mujer brava – se puso el país por montera e incardinó la religión católica como asignatura obligatoria. Ocho años después; creo fue, Mª Jesús Sansegundo, y compañeros de gobierno y de gabinete; discuten y envían al parlamento, una recomendación, emanada de Europa, para crear ciudadanos e inculcar los derechos humanos en los jóvenes europeos; de esa discusión, ese mandato y esa decisión nace la asignatura que más división ha causado en la comunidad política española.
Otra guerra civil pero; esta vez por ventura, solo es de diptongos, frases, conceptos, etc.
Menos mal; pero cuidado que Lázaro Carreter escribió “El dardo en la palabra” lo que quiere decir que las palabras también pueden herir, e incluso matar. ¿La liaremos otra vez?

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