¿Porqué ahora no?

Repasando la memoria de mi "ordenador" he visto esta postal que el Archivo Municipal de Zaragoza tiene en su galería de fotografías, que yo guarde por la fecha y el texto que en ella esta redactado.
Su vista me ha inspirado el comentario que voy a plasmar y que tiene relación con la forma de vida y la evolución que los tiempos acarrean.
La vista que reproduzco es la calle del Coso, cerca de la intersección con la plaza entonces de la Constitución - hoy de España - los tranvías de tracción animal facilitaban el desplazamiento y por la dirección, debían de proceder del otro lado del río - del Arrabal - se puede apreciar la calma con que cruza el viandante de un lado al otro de la calle.
Pues bien ayer. Y hoy lo "traían" los periódicos locales; en otro lugar de esta ciudad, fue sacrificada por el absurdo, una anciana de setenta y seis años; cruzando una calle más o menos de la misma anchura que la de la postal, no le dio tiempo el semáforo a concluir su periplo de un lado a otro de la calle y ete aquí. Un vehículo -no de tracción animal- en su impaciencia por llegar a no se sabe donde, - las once de la mañana es una hora tranquila - por lo que debería de ser tambien sosegado el tráfico, el conductor responsable del hecho, teóricamente no se da cuenta de que todavía hay un peaton cruzando y haciendo uso de su derecho a ser respetado en un paso de cebra, perece inútilmente.
Yo me pregunto ¿Ya no se enseña en los cursos de conducción las prioridades de las señales de tráfico?
La reseña periodística dice que la visión de la anciana se la impidió otro vehículo a su izquierda; lo cual quiere decir que un conductor respeto la prioridad de la señal horizontal y el causante del hecho no, solo vio su luz verde que le daba paso y con alguna irresponsabilidad lo ejerció.
En fin, este relato en los años que la ilustración nos muestra no se hubiera dado. ¿Había menos prisas? Tanto entonces como ahora, nadie esta libre de sufrir un percance, pero el absurdo es más de ahora que de entonces. La "Urbanidad" materia escolar en aquel tiempo enseñaba al respeto del otro. Ahora es... "El que más chufle capador" que se dice por aquí.