DOMINGO 28

Seguro que como este día ha habido otros. No me molesto en acudir a la memoria para constatarlo.

¿Qué tiene este domingo? Pues por un lado que hoy se nos ha regalado una hora más de sueño?

Por otro. El universo festeja el sacrificio de sus mártires. Aunque estos pertenezcan a una ínfima parte de ese universo. El Sumo Pontífice de la Católica Urbe, santifica a un reducido número de personas, que su imaginario dice santos.

Comienzan como beatos pero, llegado será el día que sean santos y tengan dedicado un día en el culto .

Habrá cerca de quinientos nombres más para que sean patrónimos de otros nacidos.
Este feliz suceso, que cantado y ensalzado por la Santa Iglesia Católica - una parte de ella - porque no todos los católicos - universo - se han pronunciado en este asunto, que les da píe para estar en la vorágine informativa durante unos días, y que para mí, demuestra una falta de ética sin parangón.

¿Y por qué ésta afirmación? Sencillamente porque usan y abusan de la desgracia para elogiarse a sí mismos y sus falacias.

El día 18 de julio de 1936 en un escondido lugar del mundo - esto visto universalmente - España; una parte de la sociedad de ese lugar , con la anuencia de algunos de los legalmente poseedores de las armas, haciendo un uso felón de esa posesión; las enarbolan contra quienes les han concedido ese poder, y provocan una guerra que dura tres años y desangra el país de norte a sur y de oeste a este.

El país así dividido se enzarza en una lucha fratricida en la que en medio está esa Iglesia que ahora se apresta jubilosa a celebrar las muertes de esas cerca de quinientas personas que fueron inutilmente sacrificadas

La cifra aproximada de estas víctimas esta estimada en unas 10.000 personas.
Cuando piensas fríamente resulta que la muerte forma parte de la tristeza, dolor e inferioridad de la especie humana - eso es lo que imbuye esa misma iglesia que nos predica iguales a Dios - porqué en este caso se glorifica esa muerte de sus propios?

No pueden ser ejemplo de vida ejemplar ya que los seminaristas que fueron muertos por la exaltación ideológica, no podían dar más ejemplo que su intención.

Los ya consagrados; de distintas edades, unos tenían una trayectoria social y otros otras; unos se habían decantado por el poderoso y otros por el débil, cada uno según su parecer, de esa cuantificada cifra ¿de cuantos fueron inútiles sus muertes? Muchos murieron por satisfacer egos sanguinarios e irracionales, además de poco ilustrados, que con su acción pretendían ganar una razón que creían justa y justificaban con esa vesania.

¿Pero que pasó con la parte ajena a esa Iglesia - los seglares - que suponían muchos millones de personas? Lo mismo; excepción de una minoría que estuvo en la conspiración antigubernamental, fueron pillados por sorpresa, incluido el propio gobierno de la nación.

Realizada la división del país en dos bandos; cogió a todos fuera de juego.

Por eso ante una situación de anarquía tanto en una parte de la península como en la otra se desataron todos los odios. Tanto sociales, como individuales. El cacique del pueblo - no había muerto con la nueva etapa política - aprovechó la ocasión para satisfacer su sed de poder. El potentado que creyó ver en peligro su capital y su potencia social, también le empujó a la búsqueda de sicarios que vengaran y defendieran por él sus intereses.

Todo esto trufado de ideología condujo al pueblo español a empuñar las aras en defensa de unos intereses ajenos a ellos mismos y a matarse hermanos con hermanos, padres con sus hijos; en fin una guerra civil.
Unos mártires y una causa; ¿pero que paso en el otro de los dos bandos? Sencillamente si el lado republicano al perder por un tiempo le control de la situación no pudo evitar esos martirios, en cuanto recupero el gobierno de la parte leal concluyo con el arvitrismo del sacrificio.

En el otro lado. El rebelde; con una férrea autoridad militar, sin esa anarquía no debía de haber producido ningún mártir. Pero si los produjo en una cantidad cien veces superior a esos que la Iglesia Católica española reivindica y estos mártires, que nunca fueron así denominados, sino todo lo contrario fueron ejecutados por lesa traición. ¿Pero a quien traicionaba un joven de veinte años que acababa de concluir su aprendizaje en un oficio y que el día 19 de agosto de ese 1936 fue pasado por las armas por el solo delito de ser dirigente de las juventudes socialistas José Antonio Baras Cuello? Esa era la traición que había cometido. Ser utópico. Este y otros miles, - que nadie sabe donde están.- Como su utopía era la libertad para desarrollar al hombre en todas sus facetas fueron suprimidos para que la semilla de la libertad no fructificara.

Otra sociedad que la de entonces, más avanzada; y con otros intereses, decide a trabes de sus políticos; hacer una reivindicación de todos aquellos que durante mucho, muchísimos tiempo fueron silenciados y vilipendiados. Ellos y sus familiares.
Esa reivindicación consiste en una ley que pretende acabar con esa división entre muertos; unos buenos y sacrificados y otros malos y castigados. Sea cual sea el estatus social que cada uno de ellos tuviera y fuera quien fuera el que los sacrificara

Ante esta beatificación laica - de los que nunca lo han sido - ha habido muchos que desde el momento de su muerte en el frente de guerra, también inútil y defendiendo una idea que les era
ajena totalmente y que después pagaron con creces los supervivientes. De los que cayeron esta "madre iglesia" que había declarado ¡Santa Cruzada! se cuido muy bien de acercarlos a su lar y en cada una de las iglesias de los pueblos de España erigió lápidas con la nómina de todos ellos, claro los que eran del ejercito rebelde; porque en los pueblos hubo quienes les tocaba en un bando y otros que se fueron en busca de la defensa de sus ideas y libertades conseguidas y aún no consolidadas. estos si cayeron no fue por Dios y España y por lo tanto no tenían derecho a recuerdo.

Ahora que se pretende recuperar ese recuerdo; llegan los que siempre han recordado y homenajeado a los suyos les fastidia poner en igualdad de condiciones a los que murieron precisamente por eso por la igualdad, la fraternidad y la libertad.