MANIPULACION

Mi capacidad de sorpresa no tiene fin. Adjunto la foto de portada de El País. Nos constata una desvergüenza que hacia tiempo no se contemplaba en este país.
¡Claro! Ellos argumentaran que también se exhiben banderas republicanas cuando se manifiestan otros
¿A qué vienen esas boinas rojas y esas Aspas de San Andrés? ¿Pueden dejar ya de encrespar ánimos? ¿Donde está ese Mariano Rajoy centrista? que poco pinta en su partido. Y tiene el atrevimiento de tachar a los demás de pusilánimes.
Es indignante que un partido de derechas, que exige a los demás acatamiento de las Leyes sea el primero en incumplirlas; de nuevo me pregunto ¿El himno nacional es de su propiedad? Puede pasar que un ciudadano exaltado, de los del otro bando, les ponga una querella por apropiarse de un signo de todos, entonces se rasgaran sus vestiduras como en las buenas tragedias griegas y aducirán que la patria no se rompe y que en definitiva es de ellos que para eso hace setenta años flamearon las mismas banderas y con sus astas acoquinaron a todo bicho viviente.
Es vergonzoso que quienes se oponen a la revisión de las injusticias cometidas por sus ascendientes, aduciendo que la justicia no es reversible, ahora retorciendo todo lo que se puede retorcer. Y el papel es una de esas cosas. A un reo convicto, para que no pueda volver a su condición de exconvicto, ya que no les satisface que haya cumplido la condena legal exigible.
Pretenden que cumpla una máxima inaplicable y para ello no reparan en ese retorcimiento de la ley.
Como el resultado obtenido no les satisface, hipócritamente dicen acatarlo; pero salen a la calle a exigir a quien casi no tiene vela en el entierro - solamente ejecuta con arreglo a la ley- que la condena sea cumplida en su totalidad.

Para ello sacan del guardarropía sus azules camisas, sus boinas rojas y flamean esas banderas menos tétricas que la azul y roja de la Falange pero tan sangrientas como las otras.

Con esta visión del sábado en la capital de la nación se te amarga el desayuno y el día por eso yo les muestro a todas estas gentes como decía un ilustre ex ¡Sin acritud ! una higa