3.9.06

Inmigración y culto religioso.

Hace ya dos años, en una plaza de Zaragoza, en la cual me gusta de vez en vez, sentarme en una terraza de bar y allí según la hora de la mañana tomar un café o una cerveza, me sorprendió una mañana de domingo, al ver una cosa inhabitual para mi. Justo enfrente del espacio ocupado por la terraza existe una iglesia, que durante toda mi vida había visto cerrada. Aquel domingo, como si el edificio eclesial, fuera uno más de los que por esa zona existen, ni lo miré, seguramente absorto en la lectura del periódico y la pausada bebida del café.
Transcurrido el tiempo y ante alguna reflexión sobre el contenido del diario, al levantar la vista quede sorprendido. No se si ya estaba abierta la puerta de la iglesia cuando me había sentado, el caso es que en ese fugaz momento vi acceder al templo a un par de personas.
Como digo el templo nunca lo había visto abierto, es más tenía el recuerdo infantil de que estaba exclaustrado, y que había sido almacén o alguna cosa así durante la guerra civil.
Luego supe que en el año treinta y dos el ayuntamiento quiso derribarlo, junto con el convento anexo a la iglesia - tengo que documentarme en este asunto - La intriga me indujo a concluir la lectura, apurar precipitadamente el café y cruzando la calzada, subir la escalinata que da acceso al templo y con no poca prevención acceder al atrio; ante la ausencia de personas en la entrada a las que pudiera inquirir sobre el asunto, me introduje en la nave; también para ver lo que durante más de medio siglo me había sido vetado contemplar.
Ciertamente, la vista no merecía la pena, una nave de cruz latina, con una bóveda central y las paredes blanqueadas y un sencillo altar en donde se estaba celebrando el culto.
En cuanto a los feligreses vi con alguna extrañeza, que estaba compuesta la parroquia por personas provenientes del centro y sur del continente americano.
Con todos esos datos visualizados, deduje que la Santa Madre Iglesía, había habilitado el templo para atender la demanda del cada día mas numeroso contingente de católicos del otro lado del océano que en busca de mejores perspectivas nos visitan y se quedan entre nosotros los que pueden.
Cuando tenga documentado el asunto volveré a incidir en esta historia que ha durado mas de setenta años.
Ahora sobre la misma sorpresas y el mismo tema el culto. Hoy en mi paseo matutino hacia uno de los "rastros" que cada domingo se monta en la parte vieja de la ciudad; - en el entorno de la Plaza de Toros - he pasado por un templo cerrado desdé hace mucho tiempo. Aquí la historia tiene otro matiz; la iglesia formaba parte de un convento de mojas que situado en las afueras de la ciudad - cuando se fundó en 1623 por Diego Fecet - los tiempos fueron envolviendo el convento y sus terrenos.
El Cabildo tomó la decisión de enajenar el convento y trasladar a la comunidad a otro sitio. Fruto de la enajenación surgió un edificio que dentro de su perímetro alberga esa iglesia que no pudo ser derribada por tener algunos ornamentos dignos de conservarse.
Desde entonces había estado cerrada y no afirmo que hasta hoy porque su emplazamiento no entra dentro de mis itinerarios habituales.
Hoy al pasar por allí, he vuelto unos pasos atrás al verme sorprendido por las luces que por el vano de la puerta se veían desde el exterior.
También con cierta prevención me he introducido en ella y a la par que accedía he podido leer un cartel en que se anunciaba el culto "de iglesia católica oriental" dentro se estaba celebrando un bautismo. Respetuosamente he salido del templo; pero sabiendo de su uso volveré ya que las yeserias que el templo posee y por las que fue negado su derribo merecen el intento.
En la plaza que también hay delante de este otro templo, había un grupo de personas estas de idioma para mi ininteligible pero, el cartel redactado con caracteres latinos y en castellano además de en otra redacción en cirílico apunta a ciudadanos del este de Europa.
Bueno por hoy ya basta cuando redondee mi información y si este tiene interés aquí vendrá.

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