28.11.06

De Archivos y Libros

Justo es reconocerlo. – Y como entre mis lectores me consta hay un archivero – Al igual que al principio de mis escarceos, virtual – literarios me quejaba de la poca audiencia que conseguía; no en el conocimiento por parte de otros de lo que plasmaba, sino en la escasa, más bien nula respuesta que conseguía en mis inquisiciones a distintos archivos, todos públicos, que no se dignaban contestar a mis demandas.
De una consulta amplia en su distribución y de la que solamente recibí tres contestaciones. – una del archivero municipal de Toledo entre las demandadas – Lo que me hizo recomponer mi idea de este cuerpo – antigua denominación – cuando era solamente el Estado el que guardaba cosas. Hoy he recibido otra sorpresa agradable y que de nuevo me empuja a confiar más en estos profesionales de la “memoria”. Una demanda hecha al archivo municipal de Figueras y otra, realizada al del Congreso de los Diputados, han sido celéricamente solucionadas y con resultados satisfactorios y ajustados a mi demanda de información, facilitándome la documentación que demandaba, en un caso físicamente – papel – virtualmente en el otro, – escaneado de unas páginas de un libro. –
Ambas demandas trataban de cosas antiguas: debate de la Ley del Descanso Dominical (1903) y datos de uno de sus intervinientes, que extraídos de un libro de 1915 publicado en Barcelona hubiera sido para mí dificilísimo de encontrar en ninguna biblioteca de esta Ciudad.
Ahora comienzo a creer en las posibilidades que las nuevas técnicas ofrecen a las personas que sientan curiosidad por cualquier tema.
Aun siendo escéptico en el lanzamiento de mensajes en la red. Estos ciertamente no tienen mucho eco; o si lo tienen, es tan débil que no se percibe, si tu clamor lo lanzas contra la montaña justa, si obtienes respuesta. Esta es mi conclusión y a partir de este momento voy a ser menos escéptico con las posibilidades que la “RED” proporciona.
Estamos en el principio, pero todo se andará, el Congreso de los Diputados está trabajando para poner a disposición de los ciudadanos curiosos o interesados en la historia – no del parlamentarismo, sino en general – sus archivos históricos, los del Senado ya se pueden consultar con amplios resultados satisfactorios, los Ayuntamientos van entrando en esa dinámica – el de Zaragoza se lleva la palma – de poner a disposición del cualquiera que lo desee sus fondos documentales, propiciando así el conocimiento de la historia a los curiosos que se acerquen.
Si como al principio, hablaba del cuerpo de archiveros; hoy no sé si su denominación seguirá siendo la misma, en lo que al Estado toca. Lo que sí sé, es que si antes este estrato de la cultura, como otros muchos eran surtidos por los licenciados en humanidades – filosofía y letras – ahora hay una formación especifica para cada una de las partes que antes se surtían de la misma raíz y se ha pasado del filósofo a secas a historiador – del arte o de otras facetas del saber – filólogos varios, arqueólogos, bibliotecarios, y archiveros documentalistas.
He buscado entre mis objetos gutembergianos creyendo tendría lago sobre el tema; pero no he encontrado nada de especifico, si he visto que en el Ministerio de Estado ( actual de Asuntos Exteriores) sí tenían Bibliotecarios y archiveros; nada menos que cinco oficiales, de primera a quinta, además de dos jefes y dos oficiales subalternos, que simplemente y al contrario que los diplomáticos no estaban reglamentados, en ese libro de 1887 titulado “Guía Diplomática de España” y que al estar dedicada al Cuerpo Diplomático, no decía nada de esos archiveros; por el contrario, si que sale una profesión que se mantiene y además con las cortapisas de aquellos años. La de intérprete, que todavía hay que pasar fuertes exámenes realizados por el Ministerio de Asuntos Exteriores para acceder a la interpretación de idiomas si quieres ser oficial; esto es que tus traducciones tengan validez.
Este escarceo sin sentido me ha servido para fijarme y fijar aquí un párrafo extraído del. Este.
...Cambio esta situación poco decorosa, cuando arrastrado al borde de la privanza Real por la fuerza de los acontecimientos el Conde – Duque de Olivares cayó de ella con universal alegría el 17 de Enero de 1643...
El día de San Antonio
Se hicieron milagros dos,
Y es que en el reino entró Dios
Y del Rey se echó al demonio.
Estos versos dicen aparecieron en la puerta del Palacio a la mañana siguiente del día en que cayo el Conde – Duque de Olivares.

1 comentario:

David Corellano dijo...

No subestimes el altavoz que suponen los blogs. Me consta que algunas grandes compañías se preocupan de tener a gente "viendo" lo que de ellas se dice en estos medios. Y es que hay bitácoras individuales que tienen ya la misma capacidad de influir e la ciudadnía que algunos grandes medios de comunicación tradicionales. BUeno, y eso sólo los blogs. Recuerda lo que ocurrió con los SMS del "pásalo" durante aquellos días de marzo de 2004.