24.6.07

VISTO Y LEIDO

El viernes tuve que desplazarme hasta la escuela de ingenieros de esta ciudad. Terminada mi gestión de retorno al centro, ya que dicha escuela está en los extrarradios, hube de subir a uno de los cuatro autobuses públicos que conectan este centro formativo con distintos sectores de la ciudad.

Como todos estos autobuses comienzan su recorrido en ese lugar y ya estamos en época de relajo escolar, pude sentarme y cómodamente iniciar el trayecto.

Absorto en mis pensamientos, no me dí cuenta cuando un joven se sentó en la otra fila de asientos a mi derecha. Estas filas son de asientos individuales y colocación es unas detrás de otras excepto dos que están situadas una enfrente de otra; pues bien en ese asiento enfrentado con otro se sentó el joven, y claro para su mayor comodidad, puso los pies en el asiento de enfrente.

Un universitario comportandose como un ineducado ciudadano.

Lastima de impuestos que el Estado dedica para desasnar a estas generaciones actuales. Ante mi recriminación, ya que esta actitud me molesta en demasía, el futuro ingeniero bajo los pies de donde los había puesto; eso sí lanzándome una mirada que no quiero calificar.

Cuando yo me prepare para bajar y ya de espaldas a él, al no sentirse ya comprometido, creyendo que ya estaba libre del impertinente que se había atrevido a llamarle la atención volvió a poner los pies en el borde del asiento de enfrente.

Él no sabía que de nuevo le iba a llamar la atención. Entonces la mirada fue más rabiosa, y desde luego no bajo los pies.

Cuando en la siguiente parada subió otro usuario y se sentó en aquel asiento no le quedó más remedio que renunciar a su comodidad; pero el otro usuario seguro que se mancharía la ropa con la suciedad depositada en el asiento por el futuro ingeniero.

Cuando todos los ciudadanos vemos estos comportamientos y los consentimos sin el menor caso hacía esas actitudes gamberras, nos estamos haciendo complices de una forma indirecta de aquellos que ahora están clamando contra la educación para la ciudadanía.

Luego cuando a otros jóvenes ( de más de veinte años) los encarcelan por gamberrismo, como es en un país de más bajo nivel que el nuestro nos escandalizamos y hay que mover todos los hilos del Estado para aminorar el castigo impuesto por su gamberrada.

Yo no hubiera movido un dedo. Estos hombres, puesto que ya tienen la mayoría de edad y de jóvenes nada, habrán aprendido una buena lección espero y luego serán capaces de sacadas sus conclusiones difundirlas en su entorno y aleccionar a su círculo familiar, afectivo, laboral o en este caso imagino estudiantil.

¿O serán capaces de considerarse victimas?

Esto está propiciado por la lectura de un post que habla sobre aquellos desalmados que pegaron fuego a una mujer en un cajero automatico de Barcelona hace algún tiempo, su rememoranza ya fuera de actualidad, ambos casos también el de los gamberros en Lituanía ya no nos dicen nada,

además la prensa entonces y ahora parece justificar estas travesuras de jóvenes por su falta de madurez. También la sociedad que como antes he dicho no se molesta en educar y mira para otro lado.

En fin esperemos que la evolución natural nos dé una sociedad habitable en el futuro ¡Amen!

1 comentario:

David Corellano dijo...

Esta vez, y sin que sirva de precedente, estoy completamente de acuerdo contigo.... Yo también veo comportamientos "asociales" constantemente por la calle. Y es verdad que la mayor parte de las veces son protagonizados por los más jóvenes. Aunque también me llama la atención ver a ancianos saltarse las filas del bus o de la panadería, empujarte para pasar antes en la cola, etc..... En fin, una pena. NO sé si es esperar mucho de una asignatura de apenas tres horas semanales, pero yo confío bastante en la educación para la ciudadanía......